Capitulo 05 Amenaza

Capitulo 5: Amenaza



Era de por si terrible el tener que estar en su cama, pero mas aun el soportar el interrogatorio de su padre

-¿Quién fue?

No hubo respuesta

-¿Dónde fue?

Silencio total

Su padre empezaba a impacientarse, eso se notó más cuando se dispuso a dejarle tremenda bofetada en el rostro.

-Kuroi… - Sakaki había detenido el intento del hombre de abofetear a Keigo, el chico no se inmuto, su padre nunca le había puesto la mano encima, pero después de lo ocurrido la noche anterior, una bofetada de alguien conocido debía de ser mejor que de varios que no recordaba- No creo quesea buena idea el que lastimes el ya maltrecho orgullo de tu hijo…

El hombre miro al entrenador, luego a su hijo. Desde que había entrado al cuarto esa mañana estaba allí sentado en la cama, con las banditas en la cara, con las vendas en los brazos y bajo el camisón de dormir. Y una mirada perdida en el vacío de quien sabia que cosa.

Se acerco y estiro su mano, Tarou estaba atento por si le ocurría tratar de golpearlo de nuevo, pero fue al contrario, acaricio la cara de su hijo- Kei chan… ¿Quién te hizo esto? Te prometo que haré que el… o ellos se pudran en la cárcel junto con su familia…

Ese tono… Levanto la mirada, ese tono era igual al que recordaba de hace muchos años atrás, pero aunque la oferta era buena, no deseaba delatar a nadie, mas si eso implicaría el castigo que su padre decía.

- No… sabría el decirle, no les conozco…

El padre dejo salir un suspiro y se alejó- Tarou, te lo encargo… que llegue entero a la escuela…

Esperen, trato de comprender, después de todo lo de ayer, iría a la escuela hoy, miró a su padre con capricho

-No… Señor, no eres un niño de 5 años ¿Sabes cuando vale esa preparatoria? En verdad que no tienes idea, No olvides apuntarte para el consejo estudiantil, así tendrás más meritos y seguro ahorramos un poco, con eso puedes comprar esas canchas callejeras que deseabas…

-Tu… ¿Dónde iras?

-No tengo por que decírtelo…- Dijo saliendo por la entrada.

-No te preocupes Keigo… No dejaré que nadie allá te haga daño ¿Me dirás quienes fueron?

Atobe le miro, aun tenia un poco de orgullo guardado en el fondo, la noche anterior su entrenador le había traído cargando desde la preparatoria y luego se había quedado toda la noche cuidándole, era vergonzoso.

-Dije… que no los conozco… - Se giro para salir de la cama, maldición le dolía el vientre demasiado.

-Oshitari san, dijo que te habían dado una buena paliza, Ese dolor que tienes probablemente sea alguna costilla o tu estomago resentido.

-Disculpe… entrenador… -Le miró de medio lado- Me cambiare… si no es molestia…

-Entiendo… -Se puso de pie- Esperare en la primera planta, nos vemos allá…

Cuando la puerta se hubo cerrado, se dejo caer en la cama

-Maldición… duele de verdad… -Se tomó el vientre mientras se ponía de pie y deshacía de la parte superior del pijama, se detuvo en el espejo. Su dorso estaba vendado al igual que sus brazos, nunca en su vida había usado esas banditas curativas… pero ahora habían unas cuantas en su cara.

Que tal cambio que había dado su vida en esos días, de rey a… esto

Se vistió lo mas lento que pudo, ya le habían traído un uniforme de repuesto, cuando no. Al menos algo bueno había sacado, que su padre mostrase preocupación por él. Eso le alegró.

El camino hacia la preparatoria en la limosina, fue algo incomodo. Sakaki sensei no dejaba de observarle, y en verdad sintió un alivio cuando se bajó en la entrada de la escuela superior y la limosina siguió con el hasta la preparatoria.

Era algo agradable el entrar sin barullo, pero extrañaba un poco los vítores.

-Oe… Atobe… -Volteo con lentitud, allí estaban ese tipo y su sequito, que deba hacer, solo se le ocurrió una cosa, emprender la carrera hacia la parte interna del instituto- Síganlo!!

Un mar de pies le seguía y ni bien volteo una esquina un grupo las le cercó el paso, estaba atrapado, retrocedió por instinto y choco con el cabecilla.

-¿Por qué me estas haciendo esto ah?

Plash un golpe secó le tiró al suelo, se llevó la mano al rostro- No deberías de hablarle así a tus mayores sabes?

-Sensei, será mejor q no le golpeemos- Uno de los tipos se había acercado y era claro el gesto de dolor en su rostro- Parece que lo de ayer esta fresco…. –Aumento subiéndole un poco la camisa y saco para que se notarán las vendas.

-Ya veo… Keigo kun… -Dijo tomándole del rostro- Espero que nadie se entere de esto… verdad?

-No he dicho nada…

-Asi espero… por que nosotros si ganaremos el torneo… -Acentúo haciendo presión en el vientre del menor, la expresión era clara- Aguanta como hombre… o es que Lloraras?- Una risa general se oyó entre todos- Tranquilo no te golpearemos… no hoy… -Dijo soltándole, pero recibiendo algo de la mano de uno de los chicos.

En ese instante sintió que dos individuos le tomaban de los brazos, maldición que aun le dolía lo de ayer, y ahora para que era que no le dejaban moverse, lo supo al ver lo que capitán tenia en sus manos.

-¿Para que es la tijera? – Pregunto Keigo en un hilo de voz

-Ya sabes hay una costumbre en America, a los recién ingresados… se les corta el pelo… -Sonrió mientras se acercaba.

Para Keigo su cabello era uno de sus orgullos, el hecho de haberlo perdido en el partido contra Echizen había sido terrible, le había costado recuperarle, y este tipo quería cortárselo, no pudo evitar el forcejeo que no hizo más que causarle un dolor en la cara.

-Tonto… sabes que si te mueves te cortas… mira no mas… tendrás que aumentar un parche a tu cara…

Un hilo de sangre bajo por su cara, ahora se había quedado quieto, veía su cabello caer poco a poco, estaba en Shock, pero mas dentro suyo tenia un largo y fuerte grito de desesperación.

-Ya podemos irnos… -Dijo el tipo indicándoles a los demás se movieran, luego tomo a Keigo del mentón- Sabes… si sigues como hasta ahora puede que me caigas mejor y olvide lo que ocurrió en la escuela superior… Podría volverte mi esclavo personal…

Se sorprendió de ello, el un esclavo, sintió una caricia falsa en su cabeza y luego quedo solo, como siempre, pero mas solo que nunca. Algo dentro de el se estaba rompiendo en mil pedazos, debía de ser su frágil corazón que ya no aguantaba mas.